Capitalismo, consumismo y frugalidad | Víctor Fernández-Pacheco Méndez

Blog-148---Consumismo

Hay quien atribuye el hiper consumismo de nuestra sociedad a un efecto del capitalismo. No pueden estar más equivocados. El capitalismo no es consumo, sino acumulación de capital. Y el capital se acumula ahorrando, esto es, viviendo una vida frugal que evite el consumo excesivo. En este artículo Víctor Fernández-Pacheco Méndez, autor del proyecto Value4all, resume las diferencias existentes en estos conceptos. 

El capitalismo liberal del siglo XIX, seguido por el sistema socialdemócrata del siglo XX, ha impulsado un notable desarrollo económico y un aumento en el bienestar de un sector de la población cada vez mayor, alcanzando niveles sin precedentes en la historia.

En los últimos años de la historia de la humanidad, los niveles de desarrollo político, económico y social no tienen precedente en la historia. Según el catedrático Gabriel Tortella, el proceso de desarrollo no ha seguido una trayectoria lineal, sino que ha estado marcado por dos eventos históricos concretos: la revolución burguesa y la revolución proletaria [1].

El desarrollo del capitalismo

Hay que remontarse hasta la Edad Media para encontrar los fundamentos del desarrollo económico que tendría lugar más adelante. Según el historiador y economista Gabriel Tortella, hay una relación directa entre algunas instituciones económicas medievales y el sistema capitalista de la actualidad [2].

El desarrollo económico a lo largo de prácticamente la totalidad de la historia de la humanidad ha sido muy lento, siendo la pobreza el estado “natural” del hombre. Este desarrollo aumenta tras los descubrimientos geográficos del Imperio Español y del Imperio Británico y se acelera drásticamente a raíz de los avances tecnológicos y las revoluciones que se comentarán en el apartado siguiente. Este desarrollo se refleja en la siguiente figura:

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Figura 1. Renta per cápita en Inglaterra entre 1270 y 2016 [Fuente: Bank of England]

Revolución Burguesa y Revolución Proletaria

La Revolución Burguesa (siglos XVII-XIX) permitió la participación activa de la burguesía en la administración de las naciones. Este nuevo orden político allanó el camino para la Revolución Industrial en el ámbito económico, especialmente mediante la adopción del libre mercado. Durante este periodo, el crecimiento económico experimentó un incremento sin precedentes. Innovaciones destacadas, como la máquina de vapor utilizada en la industria y el transporte, la producción de acero asequible mediante altos hornos, la mecanización agrícola o los desarrollos eléctricos, entre otros, mejoraron significativamente el nivel de vida de la sociedad y provocaron un crecimiento notable de la población, especialmente en zonas urbanas [2].

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Figura 2. PIB per cápita en diferentes regiones del mundo entre 1870 y 2016 [Fuente: Maddison Project]

A continuación, en el siglo XIX, tuvo lugar la Revolución Proletaria. El desarrollo económico y los avances tecnológicos mencionados en el anterior párrafo ayudaron a mejorar el nivel de vida de toda la sociedad, sin embargo existía una gran diferencia de clases. Estas desigualdades originaron la aparición del movimiento obrero.

La Revolución Proletaria se dividió en dos corrientes: la comunista, caracterizada por su autoritarismo y falta de democracia, y la socialista, que adoptó un enfoque gradual y democrático al basarse en el sufragio universal. La corriente democrática permitió la llegada de la clase trabajadora al poder y condujo al establecimiento del Estado de Bienestar, que gradualmente se expandió por toda Europa hasta extenderse a gran parte del mundo desarrollado.

El Estado de Bienestar

La revolución proletaria, desencadenada en el período posterior a la Primera Guerra Mundial, generó tensiones que contribuyeron al estallido de la Segunda Guerra Mundial. En varios países europeos, surgieron movimientos fascistas totalitarios con el objetivo de contrarrestar el comunismo.

Los movimientos fascistas y comunistas fracasaron, mientras que la democracia liberal ha perdurado en el tiempo. Este hecho se explica dado el gran desarrollo económico y social y el aumento en el nivel de vida sin precedentes que tuvo lugar gracias al sistema capitalista liberal y el socialdemócrata en los siglos XIX y XX, respectivamente [1]. Las figuras 1 y 2 reafirman esta evidencia, que se complementan con la siguiente figura que muestra la evolución histórica de la esperanza de vida en diferentes regiones:

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Figura 3. Esperanza de vida media por región, 1770-2018. [Fuente: UN Population Division (2019)]

En la figura anterior muestra cómo la esperanza de vida media mundial desde la prehistoria hasta mediados del siglo XIX no superaba los 30 años, mientras que apenas un siglo más tarde ya se situaba en los 60 años, el doble. En la actualidad, la esperanza de vida mundial al nacer es de 71,7 años y se espera que aumente hasta los 77,3 para 2050 [3]. Naturalmente, este aumento es mayor en los países ricos que en los pobres, sin embargo, en todos las regiones han aumentado los años de vida y se espera que continúe esta tendencia como deja claro la siguiente figura:

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Figura 4. Esperanza de vida estimada al nacer en 1950, 2000 y 2050, por región (en años). [Fuente: División de Población de las Naciones Unidas]

Asimismo, el alcance de la pobreza ha pasado de niveles entre el 80% y el 90% registrados a mediados del siglo XIX a tasas inferiores al 20% en la actualidad como evidencia el siguiente gráfico:

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Figura 5. Porcentaje de la población mundial en condiciones de pobreza, 1820-2011. [Fuente: Bourguignon and Morrison (2002) y Banco Mundial]

Según el Banco Mundial, la pobreza extrema a nivel mundial sigue disminuyendo, alcanzándose su nivel más bajo en 2015 con un 10% de personas en esta situación [4].

Consumismo

De acuerdo con la Real Academia Española, el consumismo se refiere a la “tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.” [5]

La sociedad moderna está inmersa en una cultura definida por el consumismo, una dinámica donde la adquisición constante de bienes y servicios se ha convertido en una característica distintiva de la vida cotidiana. Este fenómeno no es fortuito, sino el resultado de una compleja evolución histórica que se remonta a la Revolución Industrial y ha sido moldeada por una intersección de factores económicos, sociales y culturales.

Como se vio en el apartado anterior, el desarrollo económico y tecnológico a partir de la Revolución Industrial revolucionó los métodos de producción. La maquinaria, la mecanización y la eficiencia productiva dieron paso a la fabricación en masa, marcando el inicio de una sociedad donde la producción a gran escala se convirtió en la norma.

El sistema capitalista, al priorizar la maximización de la producción y las ganancias, sentó las bases para el consumismo. La oferta y la demanda se convirtieron en fuerzas impulsoras, generando una disponibilidad sin precedentes de bienes y servicios previamente inaccesibles.

A lo largo del siglo XX, la publicidad y el marketing emergieron como poderosas herramientas para persuadir a las masas a consumir. Estrategias persuasivas dirigidas a generar deseos y necesidades impulsaron la demanda, consolidando así la cultura del consumo.

Por su parte, la urbanización, los cambios en la estructura familiar y la evolución de los valores sociales desempeñaron un papel crucial en el surgimiento del consumismo. La adquisición de bienes se convirtió en un símbolo de estatus y éxito, llevando a la búsqueda constante de comodidades y novedades. Igualmente, la globalización facilitó la producción y distribución a nivel mundial, ampliando las opciones de consumo y permitiendo que productos de diversas culturas fueran accesibles en todo el mundo.

En resumen, el nacimiento del consumismo y la sociedad de consumo es un fenómeno intrínsecamente ligado al desarrollo histórico y económico de la humanidad. Lo que antaño se compraba para satisfacer unas necesidades básicas, en muchas sociedades ha pasado a acumularse y a ser usado cada vez menos. 

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Figura 6. Crecimiento de las ventas en la industria textil y decrecimiento de la utilización de las prendas, 2000-2015. [Fuente: Ellen MacArthur Foundation]

La tendencia consumista en artículos de primera necesidad como la ropa quedan en evidencia a la vista del gráfico anterior, que muestra la evolución del volumen de ventas de prendas de ropa y del número de usos de estas. El número de prendas de ropa comprado a nivel mundial se ha duplicado en poco más de una década, mientras que se ha producido un descenso del 40% en el tiempo de uso de las prendas [6].

Obsolescencia programada y obsolescencia prematura

La obsolescencia programada, también conocida como obsolescencia planificada, se refiere a la decisión o planificación de limitar la vida útil de un producto. Esta limitación se establece por el fabricante durante la fase de diseño, de manera que, después de un período calculado de antemano, el producto se vuelva obsoleto o inservible. Este enfoque busca motivar a los consumidores a adquirir un nuevo producto que reemplace al anterior [7]. La obsolescencia programada tiene como objetivo principal generar mayores ingresos mediante compras más frecuentes, lo que resulta en beneficios económicos continuos para empresas o fabricantes durante períodos de tiempo más prolongados [8].

En respuesta a las preocupaciones sobre la obsolescencia programada, varios países han implementado o considerado leyes para abordar este problema. Por ejemplo, Francia introdujo leyes en 2015 que penalizan a las empresas por obsolescencia programada [9]. Además, algunas compañías han comenzado a adoptar estrategias de diseño y producción más sostenibles, enfocándose en la durabilidad y la reparabilidad.

Por otra parte, la obsolescencia prematura sucede cuando los productos ya no se utilizan, aunque todavía funcionen o puedan ser reparados. Dicho de otra forma, se acorta voluntariamente la vida útil de los productos como muestra la siguiente figura:

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Figura 7. Vida útil de smartphones, televisiones, lavadoras y aspiradoras. [Fuente: European Environment Agency]

La investigación de la Agencia Europea del Medio Ambiente concluye que, para los cuatro grupos de productos, la vida útil diseñada o deseada es al menos entre 2 y 3 años superior a la vida útil real, lo que muestra un potencial de aumento significativo y variable de la vida útil práctica [10].

Comercio electrónico

El comercio electrónico, también conocido como e-commerce, ha revolucionado la forma en que las empresas realizan transacciones comerciales y cómo los consumidores acceden a bienes y servicios. A través de plataformas en línea, las empresas pueden vender directamente a los consumidores, conectar vendedores con compradores en mercados virtuales, o facilitar transacciones entre consumidores. Este modelo de negocio ofrece conveniencia, acceso global y una variedad de opciones de productos, pero también plantea desafíos relacionados con la seguridad y la competencia en un entorno digital dinámico.

El auge del comercio electrónico se ha visto impulsado por la expansión de Internet y la creciente digitalización de las actividades comerciales. El comercio electrónico ha diversificado las formas en que las empresas interactúan con sus clientes y entre sí. La movilidad también ha ganado importancia a través del comercio móvil, permitiendo a los consumidores realizar transacciones en cualquier lugar a través de dispositivos móviles. A medida que la tecnología continúa avanzando, el comercio electrónico seguirá evolucionando, influyendo en la forma en que compramos y vendemos bienes y servicios en todo el mundo.

 

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Figura 8. Comercio electrónico como porcentaje del total del comercio minorista a nivel mundial, 2015-2025. [Fuente: Tidio]

Por su parte, el incremento del tiempo de uso de pantallas, especialmente en redes sociales, junto con el auge del marketing digital y la optimización de los algoritmos de procesamiento de datos, han provocado que las compañías cuenten con una información mucho más detallada de las preferencias de los consumidores y que el número de anuncios a los que son expuestos aumente exponencialmente. De media, los ciudadanos están expuestos a entre 6.000 y 10.000 anuncios al día [12]. Otro estudio afirma que el 48% de los usuarios de las redes sociales ha comprado impulsivamente un producto visto en ellas [13].

Frugalidad

La frugalidad se describe como la tendencia a adquirir bienes y servicios de forma contenida, y a optimizar el uso de los bienes y servicios en posesión, con el propósito de alcanzar objetivos a largo plazo [14].

Frente a las dinámicas consumistas que se vieron en el apartado anterior, algunos economistas defienden la postura opuesta, es decir, la austeridad y la contención del gasto como claves del sistema capitalista. Es el caso del doctor en economía Miguel Anxo Bastos, quien asegura que, lejos de las creencias populares que describen el capitalismo como un sistema resultante de los valores consumistas y, al mismo tiempo, alentador de éstos, el sistema capitalista, tanto en su origen como en su funcionamiento cotidiano, depende de valores que son la antítesis del consumismo y del estilo de vida despreocupado. Estos valores parecen ser más una consecuencia de la opulencia que el capitalismo genera. El economista gallego habla del ahorro como el principal valor del capitalismo y sin el cual este no podría existir, y defiende que la financiación de bienes de capital y el aumento del nivel de vida hasta los estándares actuales dependen en gran medida del ahorro previo. Sin ahorro previo, resulta difícil financiar la adquisición de bienes de capital, y como consecuencia, el nivel de vida no podría haber experimentado un incremento tan notable hasta alcanzar la situación actual [15].

Por su parte, el doctor en economía Juan Ramón Rallo también defiende la tesis de que los principios del sistema capitalista son la antítesis del consumismo. El economista afirma que el capitalismo se basa, como su propio nombre indica, de la acumulación de capital, entendido como la parte del patrimonio destinada a generar riqueza para el resto de los agentes de un mercado. Para acumular dicho capital hay que ahorrar y, por ende, restringir el consumo. Añade que en una sociedad donde se consumiera la totalidad de la renta no sería una sociedad capitalista ya que no dispondría de bienes de capital: viviendas, fábricas, infraestructura, laboratorios, etc [16].

Interés compuesto

Uno de los grandes argumentos en defensa del ahorro y la construcción de un patrimonio personal se encuentra en el interés compuesto y su efecto a largo plazo. El interés compuesto es un concepto financiero que se refiere al interés que se gana o se paga sobre el capital inicial, así como sobre los intereses acumulados.

En la siguiente figura se puede ver una comparación entre el interés simple y el interés compuesto para una inversión inicial de 10.000€ y considerando un 5% de rentabilidad anual sobre el capital invertido:

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Figura 9. Comparativa entre interés simple e interés compuesto. [Fuente: Economipedia]

La fórmula general para calcular el valor futuro de una inversión con interés compuesto es:

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Donde:

  • Cf es el capital final
  • Ci es el capital inicial
  • i es la tasa de interés
  • n período del ahorro (años)

Esta fórmula refleja cómo el interés se compone en múltiples períodos a lo largo del tiempo, lo que lleva a un crecimiento más rápido del capital.

En la siguiente figura se puede ver el efecto del interés compuesto en el largo plazo mediante aportaciones periódicas para diferentes períodos:

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Figura 10. Efecto del interés compuesto en el largo plazo (considerando una rentabilidad anual del 10%). [Fuente: SegoFunds]

Muchos de los movimientos de minimalismo financiero que se verán en el siguiente apartado se sustentan sobre el efecto del interés compuesto, especialmente comenzando a hacer aportaciones periódicas lo antes posible para recapitalizar la inversión un mayor número de años.

Aunque el interés compuesto es una herramienta poderosa que puede favorecer a los inversores y ahorradores a lo largo del tiempo, también tiene algunas críticas y consideraciones importantes:

  • Inflación: El interés compuesto no tiene en cuenta la inflación. Aunque una inversión puede crecer con el tiempo, su poder adquisitivo real puede disminuir si la tasa de crecimiento no supera la tasa de inflación.
  • Expectativas poco realistas: Las proyecciones de crecimiento basadas en tasas de interés compuesto a veces pueden llevar a expectativas poco realistas sobre los rendimientos de las inversiones a largo plazo. Los inversores pueden asumir tasas de crecimiento constantes, lo cual no siempre es el caso en los mercados financieros volátiles.
  • Incertidumbre del entorno económico: Las tasas de interés pueden fluctuar debido a factores económicos y políticos. Las proyecciones basadas en tasas de interés históricas pueden no ser precisas en un entorno económico cambiante.
  • Liquidez: En algunos casos, las inversiones que aprovechan el interés compuesto pueden ser menos líquidas. Los fondos pueden estar bloqueados por períodos más largos, lo que podría ser un inconveniente en situaciones de emergencia o necesidades de efectivo inmediatas.

Ahorro extremo: Movimiento FIRE y “Lonchafinismo”

El Movimiento FIRE (Financial Independency Retire Early), que se traduce como Independencia Financiera y Retiro Anticipado, y el lonchafinismo, término que proviene de la acción de cortar las lonchas de embutido especialmente finas para ahorrar, son ejemplos de estrategias de ahorro llevadas al extremo.

Ambos movimientos se sitúan en el polo opuesto del consumismo, ya que cuanto menos necesiten gastar para vivir más podrán ahorrar y más libertad financiera tendrán, llegando incluso a jubilarse.

El Movimiento FIRE busca la independencia financiera a través de un enfoque a largo plazo que implica un alto índice de ahorro, inversiones sabias y la generación de ingresos pasivos. Los seguidores del FIRE aspiran a retirarse anticipadamente, liberándose de la necesidad de trabajar convencionalmente y viviendo del capital acumulado, que les genere ingresos pasivos. En el siguiente capítulo se tratará el tema de la inversión en detalle.

Por otro lado, el lonchafinismo es un concepto que hace referencia a una estrategia de consumo que persigue conseguir el máximo valor y satisfacción con los recursos disponibles. Se fundamenta en el aprovechamiento inteligente de los recursos, la contención de los gastos innecesarios y en la eficiencia económica, en ocasiones de forma exagerada [17].

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Figura 11. Comparativa entre gasto e inversión en Starbucks.

Sin embargo, estos movimientos han despertado un gran número de críticas entre las que se citan la siguientes:

  • Privilegio económico: Muchos críticos señalan que el movimiento FIRE puede estar dirigido principalmente a personas con ingresos más altos y la capacidad de ahorrar grandes sumas de dinero. Aquellos con ingresos más bajos o que enfrentan circunstancias financieras más desafiantes pueden no tener la misma capacidad para seguir la estrategia de retirarse temprano.
  • Enfoque excesivo en el ahorro extremo: La crítica más común a estos movimientos es que a menudo enfatizan el ahorro y la frugalidad extremas, lo que podría llevar a un estilo de vida sacrificado e infeliz. Algunos sostienen que es importante disfrutar de la vida en el presente, en lugar de posponer la felicidad hasta la jubilación anticipada.
  • Falta de sostenibilidad a largo plazo: Algunos críticos argumentan que estas estrategias pueden ser insostenibles a largo plazo. Adoptar hábitos extremos de ahorro puede resultar en un agotamiento emocional y físico, lo que podría llevar a abandonar el enfoque a largo plazo.

En el siguiente apartado se hablará de la Ley de la utilidad marginal decreciente, que explica cómo el ahorro excesivo, especialmente para aquellas personas que no tengan grandes rentas, puede ser perjudicial para nuestra satisfacción personal.

Ley de la utilidad marginal decreciente

En economía, el término "utilidad" se refiere a la satisfacción experimentada por el consumidor al adquirir bienes o servicios. Por otro lado, la "utilidad marginal" de un bien representa el incremento en la satisfacción total que percibe el consumidor al consumir una unidad adicional de dicho bien o servicio.

Estos dos conceptos buscan establecer un indicador concreto de la satisfacción que experimenta una persona al consumir un producto específico. Esta iniciativa dio origen a la teoría de la utilidad, la cual trata de cuantificar la satisfacción, o incluso bienestar, que proporciona a las personas el disfrute de bienes y servicios.

A medida que se incrementa el consumo de bienes y servicios, se presume que la utilidad total del individuo también aumenta, sin embargo, esta satisfacción no se expande de manera infinita ni de forma homogénea. La explicación de este fenómeno se encuentra en el concepto de utilidad marginal, el cual hace referencia al cambio en la utilidad total experimentado al consumir una unidad adicional de un bien o servicio [18].

La ley de la utilidad marginal decreciente sostiene que la utilidad adicional derivada del consumo de un bien disminuye a medida que aumenta la cantidad consumida (manteniendo constante el consumo de otros bienes) [19].

A continuación, se ilustra la ley de la utilidad marginal decreciente mediante un ejemplo:

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Figura 12. Ejemplo de utilidad marginal y utilidad total.

En este ejemplo, a partir de la sexta unidad la utilidad marginal alcanzará valores negativos y la utilidad total comenzará a disminuir.

Si se aplica la teoría de la utilidad a los salarios, pasar de ganar 0€ a 1.000€ te cambia mucho más la vida que pasar de ganar de 1 millón a 2 millones, aunque el incremento en el segundo caso sea mil veces mayor que en el primero. Esta teoría explica por tanto que la contención de pequeños gastos para las rentas más bajas produce una gran insatisfacción y puede tener como resultado una vida infeliz.

Por otra parte, la Ley de la utilidad marginal decreciente también se ha utilizado para argumentar el caso opuesto, que a partir de un cierto nivel de ingresos la satisfacción no será mayor. Es el caso del estudio realizado en el año 2010 por el psicólogo Daniel Kahneman y el economista Angus Deaton, que propuso que el dinero genera felicidad hasta cierto punto, fijando el límite en 75.000$, cifra a partir de la cual no había un aumento de la felicidad, aunque los ingresos crecieran [20].

Sin embargo, en 2021 Matthew Killingsworth, sugirió que sí existía una relación lineal entre la felicidad y el dinero, sin un límite máximo establecido. Por esta razón, se ha efectuado recientemente una revisión de esta cuestión analizando los casos de más de 33.000 estadounidenses y llegaron a la conclusión de que en personas con un nivel básico de felicidad, el aumento de esta alegría está directamente vinculada al de los ingresos, incrementándose significativamente cuando el salario rebasa los 100 mil dólares anuales.. La excepción en esta última investigación fueron las personas económicamente acomodadas e infelices, pero, por lo general, tener más dinero se asoció con una mayor felicidad en niveles diferentes [21].

Este hecho se puede observar en el Informe Mundial de la Felicidad 2023 donde se aprecia la correlación entre el PIB per cápita de un país y la satisfacción vital de sus habitantes:

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Figura 13. Relación entre la satisfacción vital y el PIB per cápita, 2022. [Fuente: World Happiness Report (2023)

A la vista de la figura anterior, con algunas excepciones, parece claro que los habitantes de los países más ricos son los que están más satisfechos con su vida y, por el contrario, en aquellos países más pobres los habitantes son menos felices.

En conclusión, se ha visto que para muchos autores y economistas, el ahorro y la inversión son las claves para construir un patrimonio propio, aprovechando el efecto del interés compuesto a largo plazo, entre otros. También se ha observado que el efecto del dinero en la satisfacción percibida por las personas es evidente. Sin embargo, algunas estrategias de ahorro, especialmente en el caso de las rentas más bajas, pueden llegar a producir mucha insatisfacción de acuerdo con la ley de la utilidad marginal decreciente. Por lo tanto, aunque el ahorro y su inversión son de gran utilidad para construir un patrimonio personal, es muy importante aumentar los ingresos para poder tener un estilo de vida y una relación con el ahorro sostenible en el tiempo.

Referencias

[1] G. Tortella, «Capitalismo y revolución,» 15 febrero 2019. [En líneahttps://www.nuevarevista.net/capitalismo-y-reluvion-historia-mundial-y-justicia-social-la-explicacion-historica/. [Último acceso: 18 enero 2024].

[2] G. Tortella, Capitalismo y revolución, 2017.

[3] M. F. Melo, «Aumenta la esperanza de vida en el mundo,» 22 febrero 2023. [En línea].

[4] Banco Mundial, «Según el Banco Mundial, la pobreza extrema a nivel mundial continúa disminuyendo, aunque a un ritmo más lento,» 19 septiembre 2018. [En línea] https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2018/09/19/decline-of-global-extreme-poverty-continues-but-has-slowed-world-bank [Último acceso: 19 enero 2024]

[5] Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, 2023.

[6] Ellen MacArthur Foundation, «The trends and trailblazers creating a circular economy for fashion,» 22 junio 2021. [En líneahttps://www.ellenmacarthurfoundation.org/articles/the-trends-and-trailblazers-creating-a-circular-economy-for-fashion. [Último acceso: 20 enero 2024].

[7] J. Bulow, «An Economic Theory of Planned Obsolescence,» The Quaterly Journal of Economics 101, 1986.

[8] H. Bidgoli, The handbook of technology management, 2010.

[9] Guerola reciclatges, «Francia castigará la obsolescencia programada con 2 años de prisión y 300.000 € de multa,» 19 febrero 2015. [En línea] http://www.reciclajesguerola.com/francia-castigara-la-obsolescencia-programada-con-2-anos-de-prision-y-300-000-e-de-multa [Último acceso: 20 enero 2024].

[10] European Environment Agency, «Europe’s consumption in a circular economy: the benefits of longer-lasting electronics,» 18 junio 2020. [En línea] https://www.eea.europa.eu/publications/europe2019s-consumption-in-a-circular/benefits-of-longer-lasting-electronics. [Último acceso: 20 enero 2024]

[11] autónomosyemprendedor.es, «El 95% de las decisiones de compra son inconscientes,» 25 julio 2018. [En línea] https://www.autonomosyemprendedor.es/articulo/tu-negocio/95-decisiones-compra-son-inconscientes/20180724161759017163.html. [Último acceso: 20 enero 2024].

[12] Forbes, «The Attention Economy: Standing Out Among The Noise,» 23 marzo 2022. [En línea] https://www.forbes.com/sites/forbesbusinessdevelopmentcouncil/2022/03/23/the-attention-economy-standing-out-among-the-noise/. [Último acceso: 20 enero 2024].

[13] Bankrate, «Survey: 48% of social media users have impulsively purchased a product seen on social media,» 18 septiembre 2023. [En línea]. https://www.bankrate.com/personal-finance/social-media-survey/. [Último acceso: 20 enero 2024].

[14] Lastovicka, J. L., Bettencourt, L. A., Hughner, R. S., & Kuntze, R. J. (1999). Lifestyle of the tight and frugal: Theory and measurement. Journal of consumer research, 26(1), 85-98.

[15] M. A. Bastos, «EL CAPITALISMO SON VALORES: (I) EL AHORRO,» 2017. [En línea] https://xoandelugo.org/el-capitalismo-son-valores-i-el-ahorro/. [Último acceso: 22 enero  2024]

[16] J. R. Rallo, «Capitalismo y consumismo,» La Razón, 29 noviembre 2021.

[17] Invertipedia, «Lonchafinismo,» [En línea]. https://www.invertipedia.com/lonchafinismo/. [Último acceso: 22 enero 2024

[18] UNIR, «La teoría de la utilidad: claves y ejemplos,» 22 octubre 2021. [En línea]. 

https://www.unir.net/empresa/revista/utilidad-marginal/. [Último acceso: 22 enero 2024]

[19] Economipedia, «Ley de la utilidad marginal decreciente,» 1 abril 2020. [En línea]. https://economipedia.com/definiciones/ley-de-la-utilidad-marginal-decreciente.html. [Último acceso: 22 enero 2024].

[20] D. Kahneman, «High income improves evaluation of life but not emotional well-being,» 2010.

[21] Killingsworth, M. A., Kahneman, D., & Mellers, B. (2023). Income and emotional well-being: A conflict resolved. Proceedings of the National Academy of Sciences, 120(10), e2208661120.

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Notas:

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