¿En qué invertir?

Existen diversos mercados que se pueden utilizar para destinar los recursos ahorrados con el objeto de obtener un retorno futuro:

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El mercado de renta fija (bonos):

inversiones en las que se conocen con anterioridad los flujos de renta que generarán las mismas. Entre ellas pueden encontrarse pagarés, obligaciones, bonos y letras, que pueden ser emitidos tanto por países como por empresas.
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El mercado de renta variable (acciones, fondos y derivados, entre otros):

inversiones en las que no se conocen los flujos de renta de antemano.
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El mercado de divisas:

se basa en la inversión en pares de divisas.
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El mercado inmobiliario:

compra de inmuebles y bienes raíces.
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Otros mercados:

como el de los metales preciosos (oro, plata) u otras materias primas (hierro, níquel, trigo, maíz…).

Para una inversión en el largo plazo, deben primar dos factores: que la volatilidad no sea muy grande y que el activo tenga una gran liquidez. Los mercados de divisas, el de metales preciosos y el de materias primas son conocidos por su volatilidad, por lo que entendemos que no son adecuados para la inversión en el largo plazo. Por su parte, el mercado inmobiliario tiene una liquidez reducida, ya que son bienes habitualmente de gran valor unitario y la demanda es limitada.

Se describen y comparan a continuación los mercados de renta fija y variable:

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Bonos

Un bono es un instrumento de deuda que puede emitir una administración pública o una empresa, para poder financiarse. Es una forma que tienen para poder pedir un préstamo. Al emitir un bono, el emisor está emitiendo un compromiso de devolver el dinero que le ha sido prestado con unos ciertos intereses y al cabo de un cierto tiempo pactado con anterioridad. Un bono es un instrumento de renta fija, ya que el importe del cupón es fijo, pero su valor varía, entre otras cosas debido a la evolución de los tipos de interés.

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Acciones

Una acción es un título que representa una parte proporcional del capital de una sociedad anónima. Al adquirir una acción, te conviertes en propietario de la empresa en la parte proporcional de acciones que has adquirido. Estas acciones son transmisibles sin ninguna restricción.

Por lo tanto, un accionista tiene ciertos derechos, por un lado, puede votar en las asambleas generales de la empresa, y también tiene derecho a recibir parte de las ganancias de la empresa (la parte proporcional de las ganancias, en función del número de acciones que tiene.

Algo muy importante y que tenemos que diferenciar entre acciones y bonos, es que, en el caso de una acción, somos propietarios de una empresa, ya sea entera, o una parte de ella, mientras que, en el caso de un bono, solo tenemos una promesa de pago. Esta es una primera gran diferencia entre ambos.

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Fondos de inversión

Un fondo de inversión es una institución de inversión colectiva (IIC) que permite juntar el dinero que quieren invertir un grupo de inversores (participes del fondo) para invertirlo de forma conjunta.

Un fondo de inversión está gestionado por una sociedad gestora, que se encarga de gestionar los activos e invertirlos, y por una depositaria, que se encarga de guardar el dinero que han depositado los partícipes del fondo.

Los fondos de inversión pueden ser gestionados de manera activa (a través de un gestor que toma las decisiones de inversión), o pasiva (se gestiona de manera automática para replicar la evolución de un índice).

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Productos derivados

Según la CNMV un producto derivado es un producto en el cual su precio deriva de la evolución del precio de otros activos subyacentes. Estos activos subyacentes pueden ser de muchos tipos, como, por ejemplo, acciones, divisas, materias primas y demás.

Una de las ventajas o particularidades de los derivados, es que están sujetos a apalancamiento. El apalancamiento es una forma de endeudarse, para afrontar una operación financiera, utilizando parte de tus fondos propios, junto con otra parte prestada. Si bien esto permite conseguir mayores beneficios, también aumenta el riesgo de la operación.

Dentro de los derivados financieros encontramos diversos tipos futuros, opciones, warrants, certificados, CFD…

Por lo general, se utilizan los productos derivados para cubrir el precio de un producto. Pero también se puede utilizar como herramienta de especulación. Se dice que los productos derivados son productos con un riesgo elevado, debido a su complicación.

Comparación de la rentabilidad de estos activos financieros

Nos referimos aquí al trabajo seminal de Jeremy Siegel, Stocks for the long run (2002), en el que se compara la evolución de las acciones cotizadas, la deuda pública (bonos), y otros activos desde 1802 hasta 2012 en el mercado americano.

Como se puede observar, el rendimiento anualizado de las acciones americanas, después de descontar la inflación es del 6.6% interanual, con lo que 1$ invertido en 1802, se habría transformado en 704.997$ en 2012. En el caso de los bonos, el rendimiento anualizado tras descontar la inflación es del 3.6% (1$ de 1802 sería 1.778$ en 2012).

Por último, el oro solo ha tenido un rendimiento anualizado de 0.7%, por lo que se habría perdido poder adquisitivo.

 

Por lo tanto, si solo tenemos en cuenta la evolución del mercado americano de 1802 a 2012, vemos que claramente las acciones cotizadas han sido mucho más rentables a largo plazo que los bonos, a pesar de su mayor volatilidad.

Un estudio similar se ha realizado incluyendo a otros países en el periodo 1900-2010 por Dimson, Marsh y Staunton (2011), obteniendo resultados consistentes con el anterior: en particular para el caso de España, los bonos solo han obtenido una rentabilidad media anualizada entorno al 1% entre 1900 y 2010, mientras que las acciones en ese mismo periodo han obtenido un retorno del 3.7%.

En vista de todo lo anterior, para inversiones en el largo plazo, la renta variable es preferible. La inversión en renta variable puede realizarse mediante la compra de acciones, la compra de fondos de inversión o la operación con derivados financieros.

Rentabilidad total de acciones en EE. UU., bonos, oro y dólar, 1802-2012 (Siegel 2002).