500 años de la derrota de los comuneros de Castilla (#6 Serie “Winter is coming, el efecto del banco de hierro”)

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La redacción de la entrada del blog ha sido realizado por Ángel García Cuevas, autor del proyecto value4all. El poema de "Los Comuneros" de Luis López Álvarez es leído por por María González de Antonio, María Trueba Agudo, Patricia Lara Torres, y el propio Ángel García Cuevas, todos ellos autores del proyecto.

500 años de la derrota de los comuneros de Castilla: un movimiento liberal que mutó en otra cosa

Entrada del blog dedicada a Joseph Pérez, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2014

El profesor Joseph Pérez fue uno de los más destacados hispanistas. Falleció a los 89 años en octubre de 2020 en Burdeos, donde residía. Francés, pero de origen español (sus padres eran valencianos emigrados a Francia), su especialidad era el periodo entre los Reyes Católicos y Felipe II. Esta entrada se basa en gran medida en su obra “Los comuneros” (La Esfera de los libros, 2001).

La herencia de los reyes católicos:

El matrimonio entre los reyes católicos fue la unión personal de dos soberanos que permitió el mantenimiento de la autonomía de los territorios. Lo único que compartían Castilla y Aragón era la diplomacia, los asuntos militares y la Inquisición. Además, Castilla ocupaba una posición dominante debido a su mayor extensión, a su mayor población y a su potente sector ganadero que le permitía comerciar con Europa. Por este motivo, serán ciudadanos castellanos los que estén implicados en la política nacional.

La coyuntura económica:

El hecho más destacable fue el crecimiento del centro de las ciudades, en detrimento de la periferia. Por este motivo, el movimiento comunero tuvo carácter urbano. La semilla que dio pie a la protesta fue la protección real de la Mesta y la política de exportación de lana, lo cual no permitía el desarrollo de la industria textil, dando paso al conflicto de intereses entre exportadores e industriales. A esta disputa hay que sumarle otros aspectos como el movimiento migratorio del norte al sur, las relaciones comerciales que permiten la exportación de lana desde Burgos hasta Flandes, la situación de Valladolid como capital administrativa y el surgimiento de Sevilla como foco del comercio entre América y España.

En esta situación, la industria textil castellana padece un grave problema ya que no es capaz de producir artículos con la suficiente calidad como para ser capaces de satisfacer la demanda de la población más acomodada del reino. Esto se debía a que la lana de mejor calidad se exportaba, por lo que los industriales castellanos eran incapaces de competir con los productos extranjeros de mejor calidad y precio. Aunque es cierto que hubo un límite a la exportación de lana a partir de mediados del SXV, lo cierto es que los mercaderes burgaleses se aprovechaban de la situación de necesidad de los ganaderos para comprarles la lana antes del esquileo. Esto les permitía hacerse rápidamente con más y mejor lana que los industriales castellanos, la cual, después, sería exportada a Flandes o Italia. Tras esto, dichas regiones importaban los productos manufacturados en Castilla con una clara ventaja competitiva.

La sociedad:

La sociedad tenía un modelo estamental jerarquizado. Con los reyes católicos el mayor cambio a nivel de sociedad se produjo en el clero, ya que exigieron al papa la supervisión del nombramiento de obispos. En cuanto a la nobleza, los monarcas la obligaron a restituir ciertas rentas supuestamente usurpadas a mediados de siglo, pero esto no afectó a su posición de clase preponderante. Isabel y Fernando trataron de favorecer más a la baja nobleza, representada por hidalgos, caballeros y letrados. A esto hay que añadir que existía una clase media cada vez más numerosa que intentaba mezclarse con la nobleza, constituyendo una auténtica burguesía y formada por los mercaderes que estaban obteniendo grandes beneficios gracias al comercio internacional de lana.

La política:

Los RRCC tenían como objetivo principal situar el poder real sobre toda la sociedad, por lo que el Consejo Real se convirtió en el órgano supremo de gobierno. Durante la Edad Media, los municipios peninsulares tenían gran autonomía ya que eran libres de aplicar su propia jurisdicción. No obstante, los monarcas convirtieron a las ciudades en colaboradores dóciles.

Además, Isabel y Fernando evitaron la posibilidad de que la alta representación del reino, es decir, las Cortes, intervinieran en la vida política controlando el poder real. Primero, tener voz y voto no era un derecho sino un privilegio reservado a algunas ciudades. Aparte, los procuradores eran elegidos por los regidores presididos por el corregidor, por lo tanto, el poder real era capaz de presionar sobre dicha elección. Por último, los monarcas convocan a las Cortes lo menos posible, sólo cuando necesitan recursos fiscales directos.

En definitiva, los RRCC afianzaron su poder político y el del Estado. No obstante, aunque se quedaran excluidas de la vida política, la nobleza seguía teniendo potencial territorial y la burguesía seguía enriqueciéndose gracias al comercio. Además, la nobleza no estaba del todo resignada a renunciar a su tradicional cuota de poder, lo cual, junto con la existencia de una masa silenciosa de campesinos en situaciones precarias y la crisis política iniciada tras la muerte de Isabel, provocó un perfecto caldo de cultivo para iniciar una revolución.

El desarrollo:

Entre 1504 y 1506 Castilla vive una profunda crisis provocada por malas cosechas, hambre, enfermedades y una presión fiscal insostenible. Un futuro comunero, de nombre Gonzalo de Ayora, le envió una carta al secretario Almazán donde le advertía de que la precaria situación de la gente, facilitada por la excesiva carga fiscal, podía desembocar en un derramamiento de sangre. Además, a esto se une las fluctuaciones en los precios de productos como el trigo que ocurren entre 1504 y 1521.

Castilla estaba compuesta por 3 regiones, dos periféricas (Burgos y Andalucía) y una central (Valladolid y Toledo). Gracias al comercio internacional, las periféricas vivieron la crisis de forma leve. No obstante, en el centro, las variaciones en los precios obligan a reducir el consumo lo cual dificulta la actividad económica de talleres y artesanos. El monopolio de la lana de burgaleses y extranjeros es el detonante de la protesta de los comerciantes interiores, ya que se tienen que conformar con las lanas que dejan los burgaleses, aparte de que físicamente les es imposible participar en el comercio internacional.

A los comerciantes interiores, se unen los artesanos e industriales del interior, quienes tampoco consiguen lana de buena calidad y ven como los burgaleses importan productos manufacturados desde Flandes con esa misma lana. Sin embargo, este modelo económico estaba beneficiando a los productores ganaderos, quienes tenían asegurada la compra de la lana que producían, por lo que la Mesta y el sector ganadero no se unieron a la protesta y la replicaron argumentando que, en caso de cambiar el modelo, la economía de Castilla quedaría arruinada.

En esta situación, el regente cardenal Cisneros recibe dos memoriales de un par de lúcidos observadores a favor de un modelo económico mercantilista. Pedro de Burgos ataca argumentando que los comerciantes compran grandes cantidades de lana antes del esquileo, pudiendo así establecer el precio que se les antoje. Además, explica que exportar lana e importar productos manufacturados producidos con esa misma lana perjudica a Castilla, pues no participa de los beneficios del proceso de transformación de la ésta. Por otro lado, Rodrigo de Luján propuso la prohibición de la importación de artículos que se pudieran fabricar en Castilla para estimular la industria nacional y obligar a que los industriales extranjeros se establezcan en Castilla.

Entre los dos grupos sociales y económicos enfrentados, por un lado, los productores y los mercaderes periféricos y, por otro, los comerciantes e industriales interiores, el Estado ejerce, más bien, un papel de árbitro dentro del conflicto. No obstante, a la muerte de Isabel la Católica, el Estado comienza a experimentar su propia crisis política, con sucesivas regencias ostentadas por Felipe el Hermoso, Cisneros, Fernando el Católico, Cisneros de nuevo y finalmente Carlos I de España y V de Alemania, joven natural de Gante quien se preocupa más por el trono imperial de su abuelo Maximiliano que por la Corona de Castilla. A esto se suma la presencia de doña Juana la Loca, única hija de los RRCC, recluida en Tordesillas a quien no se le permite gobernar por su estado mental.

La consecución del trono imperial por parte del príncipe Carlos, hijo de doña Juana, pasa por proclamarse rey de Castilla unilateralmente, evitando la regencia. Esto le permitió sumar unos valiosísimos puntos para, más tarde, aceptar la corona imperial. Cabe destacar que don Carlos no sabía español y había plagado la corte de nobles extranjeros, lo cual generó desconfianza entre la nobleza castellana. Aparte, al convertirse en emperador, debía viajar a Alemania y Castilla pasaba a un segundo plano político, aparte de tener que sufragar los gastos del imperio vía impuestos.

Es en este momento cuando aparece una carta redactada por unos frailes de la Escuela de Salamanca, precursores de los grandes pensadores escolásticos del Siglo de Oro español, como Martín de Azpilicueta, Diego de Covarrubias y Juan de Mariana que desarrollaron la teoría económica moderna. Dicha carta fue una clara oposición a las Cortes convocadas por el rey y se convirtió en la declaración inicial del movimiento comunero. En ella se podían distinguir tres ideas principales: rechazar todo nuevo servicio, rechazar el imperio y actuación de la Comunidades en caso de que sea necesario. Por lo tanto, aparece por primera vez el término Comunidad, que hacía referencia a las instituciones nacionales, los municipios, los ciudadanos y el bien común.

Junta de Ávila:

Paralelamente al fracaso de la convocatoria de las Cortes en Santiago, donde se pretendía que regidores afines al rey nombraran procuradores dóciles, Toledo se convirtió en el foco principal de la protesta, ya que los comuneros toledanos consiguieron hacerse con todos los poderes municipales sin derramamiento de sangre. No obstante, en Segovia se produjeron escenas violentas propiciadas por la reunión anual de los cuadrilleros donde se comentaron los acontecimientos de Santiago y Toledo, al tiempo que se criticaba de forma severa al corregidor. Ante estas críticas, un funcionario alzó la voz en favor del poder real, lo cual supuso su asesinato y el de un compañero que protestó en contra dicha violento episodio. Además, el procurador Tordesillas fue estrangulado en plena calle al día siguiente, cuando se disponía a contar su actuación en las Cortes.

La violencia vivida en Segovia también tuvo lugar en Zamora, Burgos, Guadalajara y León, sin embargo, Ávila y Valladolid parece que vivieron una situación menos violenta. La Comunidad de Toledo proponía intentar alcanzar cinco objetivos concretos: anular el servicio votado en Santiago, volver al modelo fiscal previo, reservar cargos relevantes a los castellanos, prohibir la exportación de dinero y que un castellano fuera el regente del rey en su ausencia. De este modo, las ciudades rebeldes constituyeron una especie de Junta donde que empezó a plantear la idea de destronar al emperador y nombrar a doña Juana como reina de Castilla. La primera reunión de esta Junta se celebró en Ávila, pero sólo Toledo, Segovia, Salamanca y Toro enviaron a sus procuradores.

Todo esto se produjo al tiempo que el cardenal Adriano de Utrecht se encargaba de regentar Castilla en nombre de don Carlos. El futuro papa Adriano VI no disponía ni de la autoridad moral ni de la capacidad jurídica de afrontar esta situación, debido a que su poder político era limitado y debía consultar cualquier decisión con el rey. No obstante, el presidente del Consejo Real, Antonio de Rojas, promovió una política de mano dura con los rebeldes, como se pudo observar durante la represión de la capital segoviana debido al asesinato del procurador Tordesillas.

Junta de Tordesillas:

El cardenal Adriano tuvo la idea de emplear la artillería real de Medina del Campo para la represión del levantamiento en Segovia. La expedición capitaneada por Fonseca, se encontró con una fuerte oposición de la población local, lo cual desembocó en un incendio y en la retirada de las tropas reales. Este grave incidente provoca revueltas en otras ciudades, entre ellas Valladolid, lo que provoca una mayor desacreditación del regente, ya que ésta era la gran ciudad de la Meseta y su adhesión al movimiento comunero suponía un gran triunfo para la revolución.

Tras estos acontecimientos, los jefes militares de la Junta consiguen visitar a doña Juana en Tordesillas para contarle la actualidad del reino y proponerle su nombramiento como reina de Castilla. La Junta pasa de reunirse en Ávila a hacerlo en Tordesillas, contando, esta vez, con un mayor número de ciudades representadas: Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid, León, Salamanca, Zamora, Toro, Toledo, Cuenca, Guadalajara, Murcia y Madrid. Por lo tanto, la Junta estaba formada por las principales urbes castellanas a excepción de las andaluzas y, además, pasó a denominarse Cortes y Junta General del Reino. En esta línea, la junta se compromete a obrar por el remedio, paz, sosiego y buena gobernación, asumiendo toda la responsabilidad del gobierno y concentrando todos los poderes del Estado.

Bajo estas circunstancias, el Consejo Real quedó completamente desposeído de cualquier tipo de autoridad. Sin embargo, al igual que ocurría con dicho Consejo, la Junta no estaba exenta de miembros sobre los que sobrevolaba el fantasma de la corrupción y el desorden. Esto unido a la situación de poder absoluto que alcanzó la Junta provocó la inquietud de muchos que se adhirieron al movimiento sin compartir la totalidad de sus intenciones. La gran sorpresa ocurrió el 1 de septiembre de 1520, cuando se sublevan los súbditos del conde de Buendía, a los que luego siguen otros. La revolución de los mercaderes se convierte en una revolución del pueblo contra la despótica nobleza. Finalmente, Burgos es la primera ciudad que opta por salirse de la rebelión, lo que constituye el principio del fin.

El desenlace:

La revuelta se vio gravemente dañada cuando Burgos deja de apoyar al movimiento comunero y cuando el clero, que previamente había sido gran defensor de la protesta como se puede observar en la carta de los frailes salmantinos, vuelve a apoyar al rey. Finalmente, el ejército imperial derrotó a las comunidades en la batalla de Villalar (1521), apoyándose en la superioridad de la caballería de los nobles, y en medio de una lluvia torrencial que dio la puntilla a la infantería comunera, ya agotada tras una larga marcha. Los máximos representantes de la revolución comunera, Padilla, Bravo y Maldonado fueron ajusticiados.

Lo que se perdió:

Consecuencias económicas:

El centro Castellano vivió una profunda depresión económica ya que su industria textil quedó gravemente herida. Aparte, las ciudades rebeldes tuvieron que pagar enormes indemnizaciones por las revueltas, lo cual provocó que dicha depresión se prolongara durante varias décadas

Consecuencias sociales:

No se acabó de formar una clase media urbana que se diferenciase de la nobleza y siervos del entorno rural, que es lo que en última instancia puede originar desarrollo económico. Castilla y España pierden el tren del desarrollo. El siguiente siglo de guerras por todo el mundo no hace más que empobrecer a la población, limitando su crecimiento futuro.

Key Takeaways (KTs):

KT1 – La revolución de los comuneros puede ser entendida de muchas formas. Fue un movimiento complejo que surgió en las ciudades, pero que en el que su máximo apogeo se puede identificar con la revuelta rural, de unas características muy distintas de las iniciales en las ciudades.

KT2 – Los Reyes Católicos habían conseguido un poder de tipo absolutista, quitando cuota de poder a los nobles y a la iglesia. En ese contexto, empieza a florecer una burguesía fabril en las ciudades.

KT3 – Mientras los ganaderos de la Mesta ven florecer su negocio de venta de lana por medio de contratos de futuros para su exportación, la burguesía de las ciudades languidece. La exportación de la lana priva a Castilla del acceso a la parte de la cadena de valor donde más valor se añade. Esto limita el desarrollo económico de las ciudades castellanas, en relación con otras de otras partes de Europa.

KT4 – Los memoriales de Pedro de Burgos y de Rodrigo de Luján y la carta al rey de los escolásticos de Salamanca, antecesores de los influyentes Martín de Azpilicueta, Diego de Covarrubias y Juan de Mariana, proponen medidas para el desarrollo económico de Castilla, en clave mercantilista y liberal, atacando los problemas señalados. Son desoídos.

KT5 – Es en esta clave en la que hay que leer la revuelta que se produce en muchas ciudades, como Toledo, Segovia, Madrid, Burgos, Tordesillas, Medina del Campo, Zamora, Guadalajara, León, Ávila o Valladolid.

KT6 – Pero en septiembre de 1520 se produce una rebelión de gentes del campo, que cambia completamente el cariz de la revuelta comunera, al ser súbditos que se rebelan contra el poder de los nobles. Esto motiva que Burgos abandone la revuelta, lo que es el comienzo del fin del movimiento urbano.

KT7 – En abril de 1521 el ejército comunero es derrotado en Villalar por el ejército del rey, y sus principales líderes son ejecutados.

KT8 – Los resultados económicos fueron terribles. No se acabó de formar una clase media urbana que se diferenciase de la nobleza y siervos del entorno rural, que es lo que en última instancia podría haber originado el desarrollo económico. Con ello, Castilla y España pierden el tren del desarrollo.

 

 




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Notas:

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