Los mercados - intervención y equilibrio según la Escuela Austriaca (#2 Serie “Winter is coming: el efecto del banco de hierro”)

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 Sintonía del podcast cortesía de Stormy Mondays (canción "Días mejores").

Los mercados:

Los mercados se definen como espacios en los que se produce un intercambio económico entre dos actores. Uno de ellos es un demandante de bienes o servicios, y el otro un ofertante de dichos bienes o servicios. En el mercado se producirá el intercambio entre ambos actores a partir de una fijación de un precio.

La literatura económica es abundante al respecto de los mecanismos de la fijación del precio, así como en lo referente a la idoneidad de intervenir sobre los mercados y la existencia del equilibrio en los mismos. En este artículo resumimos la visión de la Escuela Austriaca al respecto de estos dos factores.

La intervención en los mercados:

El padre de la economía moderna, Adam Smith, defendía en su obra “La riqueza de las naciones” (1776) que todo intercambio voluntario genera beneficios para las dos partes, y que por tanto, mientras el intercambio sea voluntario, éste sólo sucederá si ambas partes obtienen un beneficio. No es por tanto necesaria una fuerza externa para que dos individuos hagan una transacción en el mercado: decidirán hacerla motu propio siempre que les resulte beneficiosa a ambos. Esto es lo que Adam Smith denominaba la “mano invisible del mercado”, según la cual en la búsqueda de su interés individual, el individuo promueve también a menudo el interés social.

De esta forma, cuando dos personas cooperan entre sí libremente (sin una coacción externa) el ejercicio de esta libertad económica reduce el área sobre la que se ejerce el poder político. Según dice Milton Friedman en su libro “Libertad de elegir” (1980) “la combinación de poder político y económico en las mismas manos es una fórmula segura para llegar a la tiranía”.

Una de las mayores discusiones entre las economistas es cuál es el grado de intervención del estado en la economía que es aceptable. Dentro de los economistas neoclásicos, los keynesianos o nuevos keynesianos son los más partidarios de que el estado sea un actor económico importante, mientras que los neoliberales se muestran contrarios a ello. Los economistas de la Escuela Austriaca se posicionan en contra de la intervención del estado en la economía.

Si entendemos por mercado un conjunto de personas que interactúan entre sí persiguiendo fines para lo que se emplean ciertos medios. Estos fines y medios constituyen a su vez una información que sólo ellos conocen y que están en constante evolución. Según la teoría de la Escuela Austriaca, la intervención gubernamental en la natural interacción de estas personas provoca una descoordinación del mercado, lo cual altera los fines y medios de la sociedad de forma artificial. Dicha alteración puede provocar mejores resultados a corto plazo para los intervencionistas, pero resultarán peores para la sociedad en general, al haber sido privada de su libertad de elección.

Es común escuchar el concepto de “fallo de mercado” o que “el mercado falla”. Evidentemente, algo constituido por un conjunto de personas no puede ser perfecto, ya que el propio ser humano no lo es. No obstante, el mercado no falla, falla el individuo lo cual genera desequilibrios en el mercado. El libre mercado favorece que el individuo pueda perseguir sus fines de forma libre, acertando o equivocándose. Pretender “corregir el mercado” supone perder esa libertad, además de que dicha corrección será impulsada por otros individuos, los cuales tampoco son perfectos y por consiguiente también comenten errores.

En definitiva, cuanto más se interviene un mercado más se desequilibra el mismo, provocando situaciones económicas caóticas. Un ejemplo de economía mega intervenida y desastrosa fue la de la URSS durante el siglo XX, la cual se valió de una gran arbitrariedad legal para ser más duradera, ya que, de esta forma, la justicia era distinta en función del individuo al que se pretendía someter a un determinado proceso legal.

Resulta evidente que un mayor nivel de intervencionismo entorpece en grandísima medida el crecimiento económico, lo cual reduce el interés por invertir en dicha economía. Un curioso ejemplo es el caso de Brasil, país con gran potencial de crecimiento y desarrollo. No obstante, la brutal inflación que sufre este país provoca tipos de interés excesivamente elevados, y por tanto, el emprendimiento y la creación de riqueza está al alcance de muy pocos.

La excesiva intervención de la economía por parte del gobierno carioca provoca graves consecuencias. Por un lado, los aranceles que mantienen a las importaciones provocan que los precios en el país sean más elevados. Por otro, la excesiva regulación laboral provoca que un trabajador con una productividad con valor inferior al del salario mínimo establecido quede irremediablemente desempleado o bien trabaje de forma fiscalmente opaca.

A esto hay que añadir la mastodóntica burocracia necesaria para perpetuar el excesivo nivel de intervención. Dicha burocracia se mantiene con gasto público extraído vía impuestos a familias y empresas. Además, dicha administración no tiene pinta de que vaya a disminuir, sino que ocurre lo contrario, cada vez tiene un tamaño mayor. Esto provoca una cada vez mayor presión fiscal y un creciente esfuerzo fiscal, lo que provoca una disminución del emprendimiento y la iniciativa privada necesaria para sostener paradójicamente dicha burocracia. En definitiva, esto genera una sociedad dependiente del Estado, un estancamiento económico y unos mayores desequilibrios en el mercado.

En cambio, si ponemos el foco en un país supuestamente muy intervencionista como China, nos podemos llevar una gran sorpresa. En este país, existe cierta libertad económica, cierta libre competencia e incluso cierta protección de la propiedad privada, no obstante, el gobierno controla sectores estratégicos claves, con los que orienta el desarrollo de las fuerzas productivas para la consecución de determinados fines. Aunque se siguen viendo resquicios de la revolución popular de Mao, la mayoría de la actividad productiva la hace el sector privado, quien además es el principal generador de empleos del país.

De esta forma, el país asiático ha vivido un crecimiento económico espectacular y un desarrollo de una clase media cada vez más numerosa, la cual ha ido ganando poder adquisitivo progresivamente. Pese a ello, China se sigue enfrentando a enormes problemas como la existencia de fuertes desigualdades entre los sectores costeros y las regiones interiores del país, las dificultades en el acceso a educación y sanidad, además de los altos niveles de contaminación en las grandes ciudades. No obstante, la solución a estos problemas reside en la disminución y no el aumento de la intervención estatal en el mercado, como se demuestran países vecinos como Singapur, Corea del Sur o Taiwán.

El equilibrio en los mercados:

Uno de los conceptos más repetidos por los economistas neoclásicos tiene que ver con que en los mercados se alcanza el equilibrio. Por el contrario, desde la perspectiva de la Escuela Austriaca se postula que los mercados jamás alcanzan el equilibrio.

Según esta teoría, el mercado, por su propia definición, es un proceso continuo y dinámico que no tiene fin. Esto se debe a que se genera continuamente nueva información, por lo que en la realidad siempre surgirán nuevos emprendedores que pretendan sacar beneficio de eso desequilibrios ofreciendo bienes y servicios atractivos con costes razonables. Así pues, el florecimiento ininterrumpido de estos nuevos emprendedores provoca la imposibilidad del mantenimiento de grandes beneficios durante largos períodos de tiempo. No es posible por lo tanto que una compañía obtenga beneficios de una manera indefinida, debido a que siempre habrá quien quiera imitar las buenas ideas de negocio obteniendo mejor rentabilidad sobre capital empleado.

Todo esto se traduce en que todas aquellas compañías que descubran ventajas competitivas para obtener grandes beneficios ven como dichas ventajas son en su mayoría de corta duración y que, en caso de que sean duraderas, son finitas.

Esto se debe en parte a que la evolución del conocimiento y la experiencia provoca variaciones en el mercado que son imposibles de prever. El lado bueno de esto es que, en caso de que se produzca una crisis en un sector productivo concreto debido a una excesiva inversión de capital, se producirá una fuga de parte de dicho capital que se reinvertirá en sectores en mejor situación. Esto a su vez favorecerá el desarrollo del capital que permanece en el sector en crisis.

En definitiva, de acuerdo con la teoría de la Escuela Austriaca todos los sectores productivos tienden al equilibrio (sin alcanzarlo jamás) volviendo a rentabilidades sobre el capital invertido más razonables. En el informe “Measuring and managing the value of companies” se presenta la rentabilidad del capital a largo plazo para las empresas del S&P 500, que ha estado tradicionalmente entre un 5 y un 10%.  

No obstante, cabe destacar que, como es lógico, la rentabilidad premia la asunción de un mayor riesgo y la menor preferencia temporal, es decir, consumir menos ahora para tener más después, por parte del inversor.

Estas ideas demuestran que un inversor debe tener en cuenta los momentos de exceso o de falta de rentabilidad de un sector determinado, para actuar en consecuencia.

Este es el supuesto bajo el que operan los inversores de tipo value. Las compañías del súper sector cíclico, que amplifican las idas y venidas de los ciclos económicos presentan enormes alteraciones en su rentabilidad. Por ello, pueden ser particularmente rentables si las sabemos identificar. Esto se debe a que cuando un cierto sector se encuentra en un periodo prolongado de baja rentabilidad, puede pensarse que se debe a que se debe al momento del ciclo económico, y que con el tiempo se producirá un regreso a la media histórica. En nuestra opinión, la profundidad y extensión de los análisis que serían necesarios realizar para tener una cierta seguridad de no equivocarnos superan lo que un inversor particular puede realizar.

Por ello, sin despreciar la importancia que tiene estudiar las rentabilidades actuales y compararlas con las históricas en los sectores que analizamos, hay que encontrar compañías “buenas” y esperar a que se den “buenos” momentos de entrada en ellas. Como compañías “buenas” definimos aquellas con rentabilidades derivadas de ventajas competitivas, que debemos intentar determinar su sostenibilidad en el tiempo. Los “buenos” momentos de entrada son aquellos en las que su cotización no está en máximos, pero cuya caída no se debe a cuestiones que se asocien a los fundamentales de la empresa.

En definitiva, los mercados funcionan de forma continua, buscando el inalcanzable equilibrio. La intervención gubernamental de los mismos entorpece el emprendimiento y la función empresarial, que consiste en descubrir y apreciar las oportunidades de alcanzar algún fin actuando en consecuencia para aprovecharlas, inherentes al ser humano.


 

 

 

Key Takeaways (KTs):

KT1 – los mercados funcionan y siempre están en un proceso de búsqueda del equilibrio.

KT2 – el nivel de intervención del estado en la economía es objeto de un vivo debate entre los economistas. La Escuela Austriaca defiende que el estado no debe intervenir en la economía, apoyándose en la idea de que no se puede hablar de fallos del mercado cuando las decisiones en el mercado se toman por partes de agentes económicos que deciden de una manera libre.

KT3 – la experiencia muestra que una excesiva intervención en la economía da a la larga peores resultados que el libre mercado. Como ejemplos de esto se puede citar el colapso del bloque de países soviéticos o los desabastecimientos vistos en Venezuela.

KT4 – los mercados nunca están en equilibrio, sino en la continua búsqueda del mismo. Por eso, es de esperar que exista siempre un proceso de regresión a la media histórica de la rentabilidad de los mercados.

KT5 – estas enseñanzas de la Escuela Austriaca sirven para la inversión en la medida que nos ayudan a centrarnos en empresas y sectores que están cotizando a precios bajos y su rentabilidad es menor que la histórica, ya que en ellos es probable que se acabe dando una regresión a esa media histórica.

KT6 – en una inversión de tipo value, este tipo de discurso nos sugiere la inversión en empresas cíclicas que se encuentren en un momento bajo del ciclo. Si queremos hacer una inversión de tipo Buy & Hold en empresas de calidad, es un tipo de pensamiento que también nos ayuda.




 La redacción de la entrada del blog ha sido realizado por Ángel García Cuevas, autor del proyecto value4all.

Este trabajo se ha desarrollado bajo la licencia Creative Commons reconocimiento-no comercial-sin obra derivada.


 

Notas:

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